La Psicología Positiva busca estudiar científicamente el
funcionamiento psicológico óptimo del ser humano, enfocándose en las
cualidades y emociones positivas. Desde ésta perspectiva, intenta
corregir el desbalance que ha existido en la investigación y la práctica
de la psicología, dirigiéndose hacia los aspectos positivos del
funcionamiento y experiencia humana. Esta orientación pretende entender
las condiciones, los procesos y los mecanismos que caracterizan la buena
vida; y por lo tanto se enfoca en investigar sobre las experiencias
positivas subjetivas, los rasgos positivos individuales, las
instituciones positivas (Seligman y Csikszentmihalyi, 2002) y las
relaciones interpersonales positivas (Seligman, 2009).
En
el futuro, se propone estudiar las bases biológicas del bienestar,
profundizar en las diferencias entre culturas, considerar los factores
de riesgo y protectores para la salud física, insertarse y contribuir al
desarrollo de las neurociencias, y por supuesto diseñar y desarrollar
intervenciones en los diferentes contextos: educativos, relaciones
humanas, comunidades, organizaciones, etc. Esta amplitud y complejidad
exige que la Psicología Positiva considere otras disciplinas (medicina,
salud pública, economía, administración, entre otras.), construya
medidas más objetivas, maneje las distintas necesidades propias de cada
contexto, para dar respuestas y tener una perspectiva más sistémica y
dinámica sobre la salud y el bienestar integral del ser humano (Peterson
y Park, 2009).
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